sábado, 11 de diciembre de 2010

RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA DE LO APRENDIDO.

Cuando el pasado día 8 de diciembre abrí el blog y me encontré con la propuesta de buscar en nuestro zurrón de experiencias teóricas, prácticas y metodológicas aprendidas durante estos dos meses, rápidamente acudieron a mi memoria las reciente palabras de D. Mario Vargas Llosa al comenzar su discurso como premio nobel de literatura 2010, que rezaban así:

La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño, y ponía al alcance del pedacito de hombre que era ya el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras”.

Esto es, lo que mi pensamiento me sugirió, retroalimentado por lo que durante estos meses habíamos visto en clase, fue innovación. Innovar que proviene del latín “Innovare”, que significa acto o efecto de innovar, tornarse nuevo o renovar, introducir una novedad.

Últimamente se habla mucho de innovación. Yo quiero hablar de “innovación social” que, a día de hoy, constituye una referencia en materia de innovación.

Si hay una innovación empresarial orientada a generar valor (beneficios) para los negocios ¿por qué no va a existir también una innovación social que genere valor para la sociedad (beneficio social)?.

Las innovaciones sociales incrementan la riqueza social (cultural, artística, educativa, etc) de la ciudadanía y, en su caso, del país, si dichas mejoras afectan a amplias capas de la población. La innovación social se refiere a valores sociales y nuevas ideas que resuelvan retos en áreas como, por ejemplo, el bienestar, la calidad de vida, la inclusión social, la solidaridad, la participación ciudadana, la calidad medioambiental, la atención socio-sanitaria, la eficiencia de los servicios públicos o educación en beneficio de las personas y el planeta.

Por su parte, las innovaciones sociales no se producen aisladamente, sino que provienen de individuos, grupos u organizaciones y pueden tener lugar en el sector lucrativo, en el no lucrativo o en el sector público. Cada vez más, las innovaciones sociales se están produciendo en los espacios entre estos tres sectores por la interacción entre diferentes enfoques.

Tampoco debe entenderse la innovación social como una “forma de acción social”, sino que debe ser la encargada de construir una “sociedad innovadora” gracias a la participación de las personas.

Es obvio que la innovación en todas sus formas (especialmente la social) es el elemento que más ha calado en mi aprendizaje, aunque no el único. Gracias.

SALGADO DÍAZ; Martín

viernes, 10 de diciembre de 2010

LIBROS PARA COMPARTIR

BREVIARIO DE CAMPAÑA ELECTORAL.
Quinto Tulio Cicerón.
Traducción de Alejandra de Riquer.


En el año 64 a.C., Marco Tulio Cicerón inició la campaña electoral para el consulado romano. Su hermano pequeño, Quinto, se entretuvo en describirle de qué argucias debía servirse para poderse ganar el fervor de los votantes. Lo cierto es que, en julio del 64, obtuvo por unanimidad de las centurias y el cargo al que optaba, quién sabe si gracias a haber puesto en práctica los sabios consejos de su hermano. No deja de ser curioso que, veinte siglos más tarde, las recomendaciones del pequeño de los Cicerón sigan siendo sorprendentemente válidas. Giulio Andreotti observó con justeza que su autor, al escribir la carta que hoy presentamos, “no pudo imaginarse que su breve tratado pudiese ser leído a más de dos mil años de distancia y resultar extraordinariamente interesante, no sólo como documento histórico y literario, sino también por una especie de imprevisible actualidad en los hechos que describe”.

RESUMEN AL BREVIARIO DE CAMPAÑA ELECTORAL

[…] no es mi intención que aprendas nada nuevo, aunque si quiero presentarte, con orden, método y unidad: considera qué ciudad es ésta, a qué aspiras, quién eres.

Tendrás siempre tan bien preparado para hablar como si en cada una de las causas se fuera a someter a juicio todo su talento. Los recursos de tu oratoria, procura que estén preparados y a punto, y acuérdate a menudo de los que Demetrio escribió acerca del ejercitamiento constante de Demóstenes[1]

Conviene que aquellas personas a cuya categoría y posición social deseas acceder te consideren digno de tal posición y de tal categoría. [...] Debes hacerles saber y persuadirles de que nosotros siempre hemos compartido las opiniones políticas de la aristocracia y de que pocas veces hemos cuscado el favor popular, y que si parece que hemos empleado un tipo de lenguaje populista, lo hemos hecho con la intención de ataer a Gneo Pompeyo, para tener, en un hombre tan poderoso como él, un amigo o, al menos, no un adversario durante nuestra candidatura.

Supone asimismo una gran ayuda para tu condición el que, acerca de tus oponentes nobles, nadie se atreva a afirmar que su nobleza les va a ayudar a ellos en mayor medida que a ti tus calidades. Para ello, date cuenta de que hombres procedentes de las familiar más importantes, al carecer de fuerza propia, no se pueden comparar contigo.

Una candidatura a un cargo público debe centrarse en el logro de dos objetivos: obtener la adhesión de los amigos y el favor popular. Conviene que la adhesión de los amigos nazca de los favores, de los deberes de la amistad, de la antigüedad de las relaciones y de un temperamento amable y cordial. Pero la palabra “amigo”, cuando eres un candidato, tiene un significado mucho más amplio que en tu vida corriente; de hecho, todo el que te demuestre alguna simpatía, que te trate con deferencia y que vaya a menudo a tu casa ha de ser incluido en el círculo de tus amistades. Ahora bien, lo que te puede beneficiar más es que te condieren agradable y que te quieran los que son tus amigos por motivos más sinceros.

Por otra parte, dado que hay tres cosas en concreto que conducen a los hombres a mostrar una buena disposición y a dar su apoyo en unas elecciones, a saber, los beneficios, las expectativas y la simpatía sincera, es preciso estudiar atentamente de qué manera puede uno servirse de estos recursos.

En los más pequeños beneficios los hombres encuentran motivo suficiente para apoyar a un candidato. Con mayor razón, aquellos a los que has salvado, que, como sabes, comprenderán que, si no hacen los suficiente por ti en una circunstancia como ésta, nunca más serán bien vistos por nadie. Con todo, sigue siendo necesario que les formules tus ruegos e incluso que les hagas creer que, por nuestra parte, podemos estar en deuda con cuantos hasta ahora lo estuvieron con nosotros.

En cambio, por lo que se refiere a aquellos que albergan ciertas expectativas haz que les parezca que siempre estás preparado y dispuesto a ayudarles. Darles a entender que valoras cuidadosamente los servicios que te han prestado: que quede bien claro que eres capaz de darte cuenta y de distinguir lo que proviene de cada uno.

El tercer tipo es el de los partidarios incondicionales, cuyo apoyo será conveniente consolidar con muestras de agradecimiento, adaptando tus discursos a las razones por las que cada uno parece ser partidario tuyo, demostrando unos sentimientos parecidos a los de ellos y haciéndoles concebir la esperanza de una amistad íntima y duradera contigo.

En el periodo electoral, tambien uno se gana un buen número de amigos muy útiles. La situación del candidato tiene esta ventaja: puedes hacer con dignidad lo que durante el resto de tu vida no erías capaz de hacer, a saber, aceptar la amistad de quien te plazca, de aquellos con los que, si hubieras intentado relacionarte en otros tiempo, habría parecido que obrabas de manera improcedente.

Otro aspecto de la candidatura es la que atañe a la manera de ser del pueblo. Éste desea que el candidato lo conozca por su nombre, lo halague, mantenga un trato asiduo con él, sea generoso, suscite la opinión popular y ofrezca una buena imagen en su actividad pública.

SALGADO DÍAZ, Martín


[1] Marco Tulio Ciceron, en su tratado sobre la adivinación, hace referencia a un pasaje de una obra perdida del filósofo ateniense Demetrio de Falero, en el que se señalaba que Demóstenes tenía gran dificicultad en pronunciar la letra “r” y que se ejercitó hasta que pudo hacerlo perfectamente.

martes, 7 de diciembre de 2010


RESUMEN LECTURA NÚMERO 7. (5)
Paul Sweezy: “Introducción” Teoría de desarrollo capitalista. F.C.E.

El estudio de las relaciones que se dan entre los individuos en una sociedad y los cambios que se producen en estas relaciones a lo largo del tiempo, se realiza mediante una “ciencia social”. Un ejemplo de ciencia social es “la economía política”. Según Robbins, la economía estudia la conducta humana como relación entre fines y medios limitados, así como la aplicación de estos medios. Se trata, pues, de una relación entre hombres y cosas, relación que acabará configurando el sistema económico.

La definición más común de economía es: la ciencia que estudia las causas del bienestar material. Robbins rechaza esta definición, ya que no es una definición propia de una ciencia social. Además, para Robbins, la teoría económica choca con las relaciones sociales y, por tanto, la economía también debe tratar estas relaciones.

Terminos como salario, renta o capital, son terminos corriente en la sociedad, en el lenguaje social. La diferencia entre los sistemas se convierte tan solo en una cuestión de forma.

1.      EL Método de Marx.

Aquí se exponen componente principales de la actitud de Marx frente a la economía política. Marx, partidario del método abstracto-deductivo, que consiste en avanzar de lo más abstracto a lo más concreto: lo más simples han de ser eliminados en cada etapa de la investigación, para llegar así, a los más real, de una forma concreta y compleja.

Por si sólo, este principio, no explica nada, hay que conocer de que problemas puede hacerse la abstracción y, para ello, nos plantearemos varias preguntas:

1.      ¿Cuál es el problema a examinar?
2.      ¿Cuáles son sus elementos del problema?

De esta forma podemos decidir si se debe aplicar el método de abstracción y cuando utilizarlo. Cada investigación ha de centrarse en un problema concreto, definirlo y explicarlo. Con posterioridad, el investigador deberá diferenciar, a través de la abstracción, lo esencial del problema y formular una hipótesis sobre aquello que haya considerado esencial, profundizando en ella, para después comprobar las conclusiones obtenidas.
 
Principalmente, Marx estudiaba los cambios sociales, consideraba que la economía política tenía una importancia fundamental, ya que la clave en los cambios sociales se encuentra en los cambios en los medios de producción y, para explicar estos cambios, Marx parte de Hegel. Los conflictos entre clases sociales eran fundamentales en los cambios sociales, era en estos conflictos de clase en los que debía centrarse a través del principio de abstracción.

El principal elemento de la economía era la relación entre clases capitalistas y obreros. Las demás relaciones sociales, distintas de las que se dan entre capital y trabajo, hay que mantenerlas alejadas, en principio, de la investigación, para ir introducirlas posteriormente.

La relación existente entre capital y trabajo ha de reducirse hasta sus formas principales, las características y estructuras de la sociedad que es la más importante entre las relaciones que se dan en una sociedad industrial.

Para poder curbrir sus necesidades, el obrero tiene que vender su fuerza de trabajo en el mercado. Por su parte, el capitalista compra esta fuerza de trabajo. Se trata de una relación de cambio, dinero-fuerza de trabajo y, todo lo que se puede cambiar se convierte en mercancía. La fuerza de trabajo es una mercancía en el sistema capitalista.

El resultado de los cambios produciros por un juego de relaciones determinado es la realidad social. Se trata de un proceso histórico. El cambio en cada sociedad se produce como consecuencia de la acción humana emprendida para adaptarse a las circunstancias de la sociedad. Cada sistema social tiene un ciclo de vida que acaba y se produce el cambio. Los acontecimientos históricos afectan a los sistemas sociales.


SALGADO DÍAZ, Martín




martes, 30 de noviembre de 2010

RESUMEN LECTURA NÚMERO 6. (5)
Roberto Carballo: Ciencia y método. Inédito.

I. Significado de la ciencia.

La ciencia puede ser dos cosas: simples explicaciones dadas por científicos o también una construcción personal que intenta explicar la experiencia y las investigaciones.

La ciencia como fin perseguido es subjetiva y está condicionada psicológicamente como cualquier otro aspecto del esfuerzo humano. Por tanto, ¿cuál es el objetivo y el significado de la ciencia?:

Albert Einstein, establece que los científicos explican sus paradigmas empleando un lenguaje incomprensible para la mayoría de los hombres. Ofrece diferentes respuestas para culturas y grupos de personas diferentes y en épocas diferentes.

II. Ciencia progreso.

Según el método utilizado, la ciencia puede describir y/o explicar la naturaleza. Debe servir al hombre para que emprenda acciones colectivas y progresivas destinadas a conducirse hacia un ideal de libertad. Ciencia y Progreso son cuestiones unidas la una a la otra. Se preguntaba  Kuhn: ¿Progresa un Campo científico debido a que es una ciencia, o es una ciencia debido a que progresa?

Al tratar de establecer criterios para la demarcación de lo científico, aparece una raíz psicológica (la búsqueda de seguridad) y unas consecuencias sociales regresivas (dogmatismo).

Estos criterios conducen, en general, a formas dogmaticas de concepción de la ciencia. Sin embardo en la actualidad se afianza cada vez más la convicción de que no existen “ciencias” sino “teorías científicas”

III. Ciencia y Concepción del mundo

“Una concepción del mundo no es un saber en el sentido en que lo es la ciencia positiva” (Sacristán). Consecuentemente la disección y separación entre concepción del mundo como un no-saber y ciencia como conocimiento, es más un esfuerzo analítico y teórico que un problema real.

A través del método científico encontramos los instrumentos que nos permiten sustituir el esquema en un momento dado por un esquema sucesivo, un proceso permanente de reelaboración. El método es esencial en la ciencia.

Por tanto, la ciencia asienta su desarrollo sobre la base de un método en constante proceso de transformación.

IV. Método e ideología.

Aceptando que los sistemas de ideas juegan un papel complementario, no solamente sustitutivo, en el proceso de conocimiento, y que la comprensión científica incorpora un componente ideológico junto al científico, aceptaremos que los resultados, la ciencia, está influida por la ideología y las circunstancias del investigador. Esta influencia es mayor en las ciencias sociales y económicas en particular.

V. Etapas del método científico.

Se aceptan cuatro etapas de investigación en la metodología científica: descripción, clasificación, explicación y verificación. Por tanto, el investigador ha de poseer cuatro cualidades a su vez:

1.    Espíritu de observación y capacidad de abstracción.
2.    Fantasía creadora e intuición.
3.    Habilidad formalizadora (matemática) manual (en ciencias naturales).
4.    Ser consciente de su propia ignorancia y ansiar la búsqueda de la verdad.

El método científico, en estas etapas, alternan varios modos de análisis: primero la observación-análisis, después la acotación temporal espacial teórica de la realidad que se pretende estudiar. Para continuar con una observación de los hechos.

Esta hipótesis se desarrolla deductivamente, a través de tres modos de inferencia: deductivo, inductivo o inductivo probabilístico y reductivo. Que nos conducirá a una nueva síntesis teórica enriquecida.

VI. Método de Investigación y Método de Exposición

Hay que hacer una distinción formal de ambos métodos científicos: investigación y exposición. La investigación abarca todo el proceso del conocimiento. La explicación solo será posible una vez concluida la etapa de la investigación. A través de la investigación podemos realizar un análisis empírico de la realidad objetiva que nos permita formular una hipótesis que explique la totalidad de los hechos de una forma lógica y coherente.

Solo después podremos exponer científicamente, reformular la primera hipótesis, enriqueciéndola y acercándola a una explicación más científica.


SALGADO DÍAZ, Martín




martes, 16 de noviembre de 2010

RESUMEN LECTURA NÚMERO 5. (3)
Gino Lonqo: "El mecanismo de la investigación científica", Op. cit..  Manual de Economía Política. Comunicación. Serie B

La primera etapa de una investigación consiste en realizar un análisis de los hechos. En primer lugar hay que entender el sentido de éstos ya que los hechos por sí solos no explican nada.

El conocimiento se inicia a través de la observación, en la obervación científica, obviando aquella la basada en la apariencia. Hay que descubrir, tras la apariencia de los hechos, su verdadera esencia.

El trabajo científico se divide en varias etapas:

1.      Los hechos más significativos se observará, seleccionarán y analizarán..

2.      Se formula una hipótesis coherente que explique los hechos también de forma coherente. El científico ha de ser poseedor de una fantasía creadora y científica, a través de la cual se construye su propia imagen de la realidad, una fantasía basada en la observación de la misma, permitiéndole formular hipótesis que más tarder comprobará, de acuerdo a los hechos.

3.      La comprobación de la hipótesis corresponde a la realidad de los hechos, a través de una obervación y una profundización en el análisis de los hechos.

4.      La hipótesis se modificará o sustituirá en función de los resultados obtenidos a través de la investigación.

Podrá incorporar el investigador los trabajos e investigaciones realizadas por otros investigadores, con el objeto de complementar su estudio, siempre que haya, previamente inciado su propia investigación. No será una investigación si únicamente recoge el trabajo de otros.

Será útil redefinir los conceptos existentes en función de su investigación e incluso crear conceptos nuevos que le sean de ayuda en su trabajo. Toda ciencia tiene un objeto de investigación en concreto y utiliza un determinado método de investigación, aplicar un determinado método da a cada etapa de la investigación una visión de conjunto del sector de la realidad que constituye su campo de investigación, una determinada visión científica de la realidad. El método es esencial en la investigación científica.

SALGADO DÍAZ, Martín
RESUMEN DE LECTURA NÚMERO 1. (lectura 1)
Gino Lonqo: “Características del conocimiento científico". Manual de economía política. Comunicación. Serie B

Ciencias es cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Estos esfuerzos producen hábitos mentales –métodos o técnicas- y un dominio de los hechos descubiertos por esas técnicas. Con esta definifición, de J. Scumpeter, dada en su “Historia del análisis económico” comienza el objeto del resumen que a continuación se pretende realizar.

Esta definición formal, incluso superficial, para el autor, puede dejarnos satisfechos, pero con la condición de profundizar su concepto y de precisar lo que entendemos por conocimientos y, para ello, nos indica una serie de características de lo que entendemos por tal.

Por su parte, la finalidad del conocimiento y de la investigación cientídica, consiste en descubrir las normas o leyes de la realidad objetiva que rodea al hombre, proporcionando una descripción y una explicación de ésta.

El conocimiento constará de tres aspectos fundamentales: descripción de la realidad, el hecho de que el conocimiento científico no puede conformarse con una explicación cualquiera de la realidad y el hecho de que el conocimiento científico es únicamente una parte de la actividad humana, tan sólo uno de sus aspectos

La descripción de la realidad, su explicación de la realidad será objetiva, sin elementos externos o explicaciones que externas a esa realidad, estudiándola tal y como es y explicarla partiendo de ella misma.

El segundo de los aspectos fundamentales sería el que distingue a la ciencia de lo que no lo es, como por ejemplo: ideologías, religiones, fé, etc.

El tercer aspesto podría resumirse estableciendo que el conocimiento nunca es el fin en si mismo, el hombre desea conocer el mundo para poder modificarlo de acuerdo a sus necesidades.

El pensamiento y la acción se condicionan mutuamente. Un buen conocimiento de la realidad nos proporciona las herramientas para poder modificarla. El conocimiento de la realidad es lo que prepara al hombre para actuar y la acción es el último fin del conocimiento.

Por último, para que tenga éxito debe ser una acción colectiva, sin embargo, el pensamiento solo puede ser individual. No obstante, ambos fenómenos son sociales, no existen al margen de la sociedad humana: un hombre puede ser un hombre de ciencia o un hombre de acción pero no puede dedicarse a ambas cosas al mismo tiempo.

El hombre de ciencia, si quiere tener éxito, no debe preocuparse por las consecuencias prácticas de la investigación, no debe permitir obstaculice su investigación. Pero a su vez, nunca debe indicar a los hombres de acción lo que tienen que hacer, se limita a ser un ideólogo.

SALGADO DIAZ, Martín

domingo, 14 de noviembre de 2010

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DE VUELTA CON LAS MARCAS BLANCAS.

Menos regalos para un periodo de consumo (navidad) en crisis: concretamente el 12 por ciento menos por hogar que el pasado año o, lo que es lo mismo, 655 euros por familia.

El pasado 1 de noviembre colgué de nuestro Blog el ensayo sobre “las marcas y el impacto en la economía” encargado en clase. En él, aunque basándome en datos proporcionados por la consultora ESADE, yo era más optimista de lo que soy hoy y, como decía, de ésto sólo hace unos pocos días.

Sin embargo, hoy hemos descendido de “marcas blancas” a regalos de “segunda mano” y a “menos gente”. Esta es, según el estudio realizado por la consultora DELOITE, la tendencia que caracterizará las próximas compras navideñas, determinadas por la mala situación económica.

Según esta consultora, casi la mitad de los españoles “percibe” que su poder adquisitivo es menor que el año anterior y, ante estas dificultades, el consumidor se vuelve “racional” y “mas exigente” y busca “más por menos[1]. En cualquier caso, parece ser que esto explica los datos que a continuación voy a señalar:

Durante el año 2010, el gasto medio por hogar será de 655 euros, lo que supone un 12 por ciento menos que el año pasado. Además, mientras que el año anterior España era el tercer país consumidor en este periodo, en 2010 pasará a ocupar el quinto puesto, mientras que el gasto medio de los diecinueve países que se incorporan al estudio ha aumentado hasta 599 euros, esto es, 39 más que en el año 2009

DELOITE concluye su estudio advirtiendo que estos hábitos, adquiridos en época de crisis, “se van a convertir en permanentes” esgrimiendo, para ello, los “desgarradores” motivos que se señalan a continuación:

·      El 51% de los españoles que han “perdido su trabajo”, contendrán su gastos por considerar que la “situación va a peor”.
·      El 25% están endeudados (1 de cada cuatro).
·      El 18% tienen miedo a quedarse desempleados.

Por todo ello, nueve de cada diez consumidores adquirirá regalos útiles. El 64 por ciento no quiere productos de marca y el 65 por ciento regalará a menos personas que el año pasado. También hay quien esta Navidad optará por hacer los “regalos en grupo” para que resulte más barato (uno de cada dos).

El 23 por ciento, por su parte, realizará regalos de “segunda mano” (opción más aceptada en España que en el resto de Europa), de hecho, al 62 por ciento de los españoles les gustaría que las tiendas ofrecieran más productos de segunda mano.

Respecto a la distribución de los 655 euros que gastarán los consumidores (735 en 2009) 380 serán destinados a regalos, 180 a comidas y 95 a ocio, lo que significa que el gasto destinado a regalos (marca blanca vs primeras marcas) es similar al de 2007, mientras que el destinado a comidas y salidas se ha reducido a la mitad, en relación a ese mismo año. La reducción del gasto en alimentación se explica por la contención de los precios y por la elección de las cada vez más consolidadas marcas blancas. (6 de cada diez aseguran que consumirán los mismos productos o más de este tipo).


SALGADO DÍAZ, Martín


[1] Léase el ensayo publicado en el Blog el pasado 1 de noviembre, bajo el título “Impacto de las marcas en la economía” y podrá entenderse el doble lenguaje de la consultora señalada. Donde dice “racional”, a la vista del estudio de realizado por ESADE, debería decir “irracional” y donde dice “más exigentes”, a la vista de lo señalado por la misma consultora respecto del impacto que el consumo de marcas blancas tiene en la economía, debería decir lo contrario. Por su parte, donde dice “más por menos”, simplemente debería aplicar el aforismo popular castellano (nadie da duros por pesetas) para entender el axioma, es más sensato comprar menos cantidad, pero de primeras marcas, que una mayor cantidad de marcas blancas.

lunes, 1 de noviembre de 2010

ENSAYO SOBRE MARCAS Y SU IMPACTO EN LA ECONOMÍA.

El recorte de gastos, propiciado por la crisis económica, en la cesta de la compra, ha desencadenado en el mercado una guerra de precios entre marcas “blancas” (un poco más baratas) y primeras.
Sin embargo, el progreso de las blancas en la grandes superficies se ha moderado, colocándose en un 30%, frente al 70% de las primeras marcas, es decir, 7 de cada 10 euros que se colocan en el mercado se hace en éstas.
Las cifras y datos de este ensayo se han obtenido del estudio (pionero y oportuno debido al momento que estamos viviendo) realizado por la empresa de investigación y docencia ESADE.
El estudio cuantifica el impacto de las marcas en la economía (en el PIB, en los puestos de trabajo). La actividad económica generada por las marcas supera el 7% del PIB,, mientras la de las marcas blancas no llegan al 2%. Estos porcentajes colocan a las primeras marcas por encima del mercado de seguros y del de fabricante de automóviles, estando tan sólo tres puntos por debajo del sector turístico.
El 80% de los productos lanzados al mercado corresponden a primeras marcas, por tanto, la apuesta por la calidad, la innovación y la confianza siguen vivas.
Además, el impacto de las primeras marcas en la economía, no sólo se refleja en el PIB, sino también en términos de valor añadido, calculado en una proporción de 1 a 14 o lo que es lo mismo, 14 veces superior a las marcas blancas. En España el 7% de los empleados trabajan en primeras marcas (1.200.000 personas) y el 1,8% en marcas blancas (300.000 personas), por tanto, dan lugar a la ocupación de más personas y al establecimiento de mejores salarios.
También es importante la inversión realizada por las marcas en investigación que es de 11 a 1 y que, con posterioridad, es aprovechada por las marcas blancas.
Imaginemos la situación que se hubiera producido si no hubiera habido innovación en los últimos 75 años, si el mercado hubiera sido dominado por empresas o gentes que copian: ¿cómo estarían, por ejemplo, las comunicaciones si fuesen igual a las de hace 75 años?
Por esta razón, hay que darle un valor tremendo a la innovación, apostar por ella, por la competencia entre las marcas, para sacar lo mejor de ellas mediante la innovación, la reducción de precios
El informe publicado por el sindicato CC.OO. es otra importante razón para creer en la inversión en innovación. En él se establece que los salarios de los trabajadores de primeras marcas son el 40% mejores que los de aquellos que lo hacen para empresas de marcas blancas. En el mismo estudio también se establece que para que estos últimos alcancen el salario de aquellos que lo hace para la primeras marcas tendrán que trabajar dos horas diarias más que estos últimos. Por tanto, hay que creer en el valor y no bajarlo.
La innovación también exige empleados formados, empleo de calidad, empleados en los que hay que invertir para su formación.
Por otro lado, cabe preguntarse qué ocurrirá con las condiciones de trabajo descritas. Y la respuesta no es otra que las condiciones de trabajo dependerán de la tendencia del consumidor hacia uno u otro lado. Si se apuesta por las marcas baratas, será cuestión de tiempo el que la fabricación de estos productos se externalice a países más baratos y, por tanto, si mandan los costes, siempre los habrá más baratos.

Por último, el montante generado por las primeras marcas en impuestos es de 11.000.000.000 de euros, ocho veces más que las marcas blancas, por lo que no podemos obviar su aportación al bienestar social.
A partir de aquí, podemos deducir la necesidad de crear un “marco regulador” de competencias entre estos dos tipos de marcas, pues más allá del ahorro inmediato, tiene repercusiones en el fututo, como en el patrocinio de medios, exportaciones (que nunca corresponden a las marcas blancas, pues sólo exportan un 2%).

SALGADO DÍAZ, Martín

lunes, 25 de octubre de 2010


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LA LAICIDAD POSITIVA.

En enero de 2005, Juan Pablo II sin aludir al gobierno, advirtió “en el ámbito social” de España la difusión de “una mentalidad inspirada en el laicismo” y alertó de que esta ideología “lleva gradualmente a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública”. Pero antes de seguir adelante habría de hacerse una distinción entre el laicismo y la legítima laicidad, entendida ésta como la “distinción entre la comunidad política y las religiones”. A continuación intentaré señalar las caracterizan una “sana” laicidad en un Estado democrático.

Hoy, el arcaico renacer de la noción “laicidad”, presentado como mecanismo de defensa frente a las religiones, está siendo sustituido por una “laicidad positiva”. Así, por ejemplo, en una serie de sentencias de los Tribunales Constitucionales italiano, español y Federal norteamericano. El Tribunal Constitucional español ha recalcado que la aconfesionalidad (laicidad) del Estado no implica que las creencias y sentimientos religiosos no puedan ser objeto de protección, sino que el respeto de esas convicciones se encuentra en la base de la convivencia democrática.

No obstante, el laicismo negativo, se empeña en relegar los sentimientos religiosos al plano privado. “Cuando la laicidad de los Estados es expresión de auténtica libertad favorece el diálogo y, por tanto, la cooperación transparente y regular entre la sociedad civil y la religiosa, al servicio del bien común, y contribuye en la edificación de la comunidad internacional sobre la participación y no sobre la exclusión o el desprecio”.

El laicismo no constituye ya la garantía de las múltiples convicciones, sino del establecimiento de una ideologíaque impone lo que se debe pensar y decir[1]. Es decir, lo que antes podría aparecer como garantía de una libertad común, “se está transformando en una ideología que empieza a hacerse dogmatismo”, poniendo en peligro la libertad religiosa.

Una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos establece: “Europa está amenazada por una ola de intolerancia” de doble signo: por una lado, el fundamentalismo, que es una perversión de la religión y, por otra, la ideocracia laicista, que es una perversión de la verdadera laicidad. Quizá el rasgo más preocupante de esta ideocracia estatal es el intento de sustituir las convicciones sociales por una ideología oficial. La belleza de la laicidad, es la garantía de un espacio de neutralidad en el que germina el principio de libertad de conciencia y religiosa. Si deja de ser “neutral” y trata de imponer una “filosofía” por un camino legislativo, ya no es lo que dice ser.

Las arremetidas de lo políticamente correcto comienzan a debilitar el tejido social y, entre las personas religiosas, comienza a insinuarse lo que se conoce como el “anti-mercantilismo moral”, esto es, una especie de temor por parte de las Iglesias y sus adeptos a entrar en el juego de la libre concurrencia de las ideas y los valores morales, que suele decidirse más allá de los refugios de la decencia moral. Miedo que esconde una desesperanza con respecto a la fuerza atractiva de los valores, de lo que cada uno tiene por bueno. Al convertirse en una premisa del Estado o, mejor, del aparato ideológico que lo soporta, la idea de que sólo es presentable en la sociedad una religiosidad light, dispuesta a transigir en sus creencias, las personas que mantienen convicciones religiosas profundamente arraigadas inmediatamente son marcadas con la sospecha de la intolerancia, es decir, con el estigma de un latente peligro social. Sospecha que les lleva con demasiada frecuencia a esa posición, que Tocqueville llamaba la “enfermedad del absentismo”, por la que el hombre se repliega sobre sí mismo encerrándose en su torre de marfil, ajeno e indiferente a las ambiciones, incertidumbres y perplejidades de sus contemporáneos, mientras la gran sociedad sigue su curso.

Ante este hecho, es una error de cálculo del laicismo pensar que la religión está hoy “out” y el agnosticismo “in”. Fue el mismo error en que los analistas cayeron respecto a los países del Este, antes de la caída del muro. La verdad es que en el siglo XX los movimientos religiosos ayudaron a poner fin al gobierno colonial y contribuyeron a la llegada de la democracia en muchos países del Tercer Mundo. La religión movilizó millones de personas que se opusieron a regímenes autoritarios y apoyaron las pacíficas transiciones democráticas.

La Iglesia católica ha aportado a Europa el básico patrimonio común de los derechos fundamentales que hoy la estructuran. Los derechos del hombre no comienzan con la Revolución Francesa, sino que hunden sus raíces en aquella mezcla de hebraísmo y cristianismo que configuran el rostro económico y social de Europa. La modernidad europea misma, que ha dado al mundo el ideal democrático y los derechos humanos, tomó los propios valores de su herencia cristiana. El gran cambio en el reconocimiento del hombre como persona “tuvo inicio en Occidente con la concepción cristiana de la vida, según la cual todos los hombres son hermanos en cuanto hijos de Dios”.

La conclusión es clara: no cabe eliminar el cristianismo de la historia de Europa, como no se pueden eliminar las cruces de los cementerios.

Tiene razón la Carta de Derechos Fundamentales cuando hace depender de ese “patrimonio espiritual y moral” los valores indivisibles y universales de dignidad humana, de libertad, de igualdad, y solidaridad. Efectivamente, cuando se contempla el complejo entramado de relaciones entre cristianismo y las instituciones jurídicas occidentales se detecta que “nuestras opciones políticas fundamentales, nuestras esperanzas y nuestras reacciones más profundas dejan entrever reflejos secularizados y democratizados de infraestructuras religiosas que veinte siglos de cristianismo han inscrito en el patrimonio sociocultural de Europa.

Anecdóticamente, realizaré un desahogo poco técnico, pero sintomático. John Le Carré, en su novela, “El espía no vuelve”, establece una conversación entre un agente del MSI británico y del KGB soviético que puede traerse aquí a colación. El agente soviético pregunta al británico cuál es la ideología que representa el Cambridge Circus (sede del MSI). Este contesta que, evidentemente, ellos no son marxistas. El soviético inmediatamente repregunta: “Entonces ¿son cristianos?” e insiste, si no son marxistas, la sociedad occidental tiene que se ser cristiana.

SALGADO DÍAZ, Martín.


[1] Benedicto XVI


sábado, 23 de octubre de 2010

INTERRELACION DE NOTICAS. Segunda Parte

INTERRELACIÓN DE NOTICIAS. Segunda Parte.

El ensayo del pasado día 9 de octubre dio comienzo en la posición norte de nuestra particular “rosa de los vientos” y la huelga de mineros en León. Hoy retomo este mismo espacio para comenzar esta segunda parte añadiendo una nueva noticia, la relacionada con las medidas (neoliberales) que se pretenden adoptar en materia de política educativa, más concretamente, las referidas a “la necesidad de efectuar recortes económicos en el gasto destinado a educación y derivarlo para paliar el déficit provocado por la crisis financiera” o, lo que es lo mismo, aumentar el beneficio económico mediante recortes en el gasto social, en este caso, en educación.
Anteponer lo económico a lo educacional, el bienestar de unos pocos al interés social (general), el presente económico al futuro sostenible, es el objetivo de estas políticas educativas neoliberales. Pero, ¿están justificadas estas impúdicas y sangrientas pretensiones?. Yo creo que no, que todo ello forma parte de un entramado mucho mayor cuyo objetivo final es la reducción salarial. Confucio sentenció: “La noche de la mente, una noche sin luna y sin estrellas, es la ignorancia”. Una noche tan oscura, tan ignorante, tan incomoda, tan insostenible, tan negra como una mina sin futuro.
Para alcanzar su objetivo, tienen que fabricar ignorantes y, para conseguirlo, lo primero que han de hacer es “robarles” sus recursos, alegando, como si de un bien propio se tratara, que éstos (los recursos) son insuficientes y ellos (los pocos) son los elegidos encargados de preservarlos, reinvertirlos y disfrutarlos mientras llega un futuro no definido.
Poner de manifiesto y vincular los puntos que tienen en común esta noticia y la anterior, es una tarea fácil. Como se ha dicho, además de su posición en nuestra “rosa”, están inmersas dentro de un mismo bloque con un objetivo común: la primera pretende mantener viva la insostenible, económica y medioambiental industria minera, mientras que la segunda, por el contrario, vislumbra, la necesidad de hacer inviable el esfuerzo educacional presente para asegurar el futuro, esto es, las dos pretenden llegar a un punto sin retorno.
Parafraseando a Mario Benedetti: “olvidan poner el acento en el hombre”, llevándonos a un punto sin retorno que obligaría a volver a comenzar, olvidando que para conocer el futuro hay que estudiar el pasado o, lo que es lo mismo, la última parte de la expresión I+D+(i), esto es, la “innovación” que nos permitiría reinventar situaciones aparentemente agotadas o caducas.
El oeste, el déficit y la huelga general en Francia constituyen este segundo bloque. Es obvio que la huelga general convocada por los sindicatos franceses no tiene nada que ver con la celebrada aquí el pasado 29 de septiembre, aunque las dos persigan lo mismo, proteger y/o preservar los derechos de los trabajadores.
Sindicato y sindicalismo son palabras, etimológicamente, de origen griego (“sin” significa con y “dike” significa justicia). De ahí se deriva la palabra griega “síndicos” o la latina “síndicus” que, en términos general significan: personas que administran justicia o velan por los intereses de alguien.
Históricamente, las organizaciones sindicales, se han clasificado, políticamente, en: apolíticas, constituidas por los anarcosindicalistas franceses, italianos y españoles que rechazaban el Estado y negaban la política y, la conectadas a los partidos políticos, que aceptaban las políticas existentes y se distinguían por financiar a los partidos políticos, como los laboralistas ingleses financiados por la Trade Unión.
Los sindicatos en España, al menos los mayoritarios, en la actualidad se encuentran en una posición intermedia, no rechazan la política ni se encuentran en esa posición superior que te da la capacidad de financiar a los partidos políticos. Los sindicatos españoles aceptan la política y son subvencionados por aportaciones comunitarias y nacionales, lo que, al menos, pone en entredicho el ejercicio efectivo de su acción sindical.
Los sindicatos franceses son económicamente  independientes, lo que les permite moverse entre la orilla política y la apolítica y, cuando es necesario, convertirse en una fuerte resistencia ideológica y sindical que impida el desequilibrio de justicia social.
 En relación a la noticia relacionada con Monsanto, me remito a la reflexión que hice pública en este blog el pasado 21 de octubre bajo el título ¿somos demasiados?

SALGADO DÍAZ, Martín



jueves, 21 de octubre de 2010

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¿SOMOS DEMASIADOS?   - El País, 6 de noviembre de 2009.

En la clase del pasado lunes, al hablar de la empresa Monsanto, recordé el artículo publicado en el diario El País el pasado 6 de noviembre de 2009 y que, casi como todo lo que me sorprende, guardo.

Lo rescato porque me parece que se ajusta al tema que proponen algunas empresas (Monsanto) para paliar el hambre actual y el que vendrá. Este artículo aporta datos escalofriantes (previsiones sobre el crecimiento de la población para los próximos años) al arduo debate público sobre si “seremos demasiados” o, si por el contrario, el problema de los habitantes de la Tierra descansa, --esperando que, más pronto que tarde, alguien los despierte-- en la división “globalizada” del planeta en dos grandes bloques, a saber: “países desarrollados y, por tanto, ricos” y “países en vías de desarrollo y, por consiguiente, pobres”,  y que acaban acarreando graves crisis alimentarias, aumento en la población de las países menos desarrollados y el efecto de cambio climático.

Los datos aportados por el autor establecen que, mientras en los países desarrollados el crecimiento de la población será prácticamente nulo; en los países pobres y/o en vías de desarrollo, el incremento (a pesar de haberse producido, gracias a los métodos anticonceptivos, un frenazo en el crecimiento de la población) será de hasta el 150% en algunos de ellos.

Otro dato a destacar son los 9.100 millones de habitantes que, en el año 2050, poblarán el mundo, frente a los 7.000 millones que se alcanzarán en 2012. Además el 98% de ésta población vivirá en los países pobres.

Señala drásticas advertencias, como la realizada por el investigador Thomas Malthus en su ensayo sobre el principio de la población: “los recursos naturales son insuficientes para abastecer a toda la población” o la practicada por Rosamund McDougall: “una población de más de 9.000 millones de personas tendría un impacto terrible sobre la Tierra, no sólo en la calidad de vida, sino también en la cantidad de emisión de gases de efecto invernadero que haría imposible vivir en el planeta en el 2050”, afirmaciones que, efectivamente, nos pueden llevar a pensar que somos demasiados.

Sin embargo, también anuncia opiniones autorizadas que permiten equilibrar las ideas en torno a cuál habrá de ser el camino a seguir. Así, el científico y escritor británico Fred Pearce, opina que el problema no está en cuántos somos, sino en la manera en que repartimos los recursos: “es evidente que el problema es el consumo excesivo de los países desarrollados y no la población de los más pobres”. Por ejemplo, el consumo de una sola persona en EE.UU, supone la emisión de 20 toneladas de dióxido de carbono cada año; el equivalente de dos europeos, cuatro chinos, diez hindúes o 20 africanos. Por tanto, el 80% de la población pagaría las consecuencias económicas y ambientales del consumo de un 20%.

Desde mi punto de vista hay que abundar sobre la idea del reparto de recursos, el reto está en que los recursos se repartan de manera más equitativa, sin perder de vista que para alimentar a la población prevista para el año 2050, se hace necesaria la producción de recursos con efectos sobre el medio ambiente y, este es el problema a resolver, atajando injusticias como que el 0,7% de la población mundial emita el 50% de las emisiones de dióxido de carbono.

No obstante, a sabiendas de la existencia de un 60% de tierra fértil en el planeta, conocer que algunas inversiones económicas podrían atajar problemas tecnológicos que favorecerían la agricultura en los países pobres, parece que todo el mundo mira hacia otro lado cuando se habla de las consecuencias ambientales. El reto está en que los recursos se repartan de manera más equitativa.

CONCLUSIONES:

Ante el aumento de la población hay que decir que no existe insuficiencia de recursos, sino reparto desequilibrado de los mismos, por tanto, la solución pasaría por repartir los existentes.

No es sostenible la desigualdad existente entre personas en cuanto a la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera: una persona en EEUU emite el 20% del dióxido de carbono a la atmósfera,  el 0,7% de la población produce el 50% de las emisiones. Es necesario equilibrar estos elementos (equilibrio de respeto) sin olvidar el control de la natalidad y no argumentar, de forma dirigida por los interesados,  que todo siga igual, que lo que faltan son recursos.
SALGADO DÍAZ, Martín