jueves, 21 de octubre de 2010

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¿SOMOS DEMASIADOS?   - El País, 6 de noviembre de 2009.

En la clase del pasado lunes, al hablar de la empresa Monsanto, recordé el artículo publicado en el diario El País el pasado 6 de noviembre de 2009 y que, casi como todo lo que me sorprende, guardo.

Lo rescato porque me parece que se ajusta al tema que proponen algunas empresas (Monsanto) para paliar el hambre actual y el que vendrá. Este artículo aporta datos escalofriantes (previsiones sobre el crecimiento de la población para los próximos años) al arduo debate público sobre si “seremos demasiados” o, si por el contrario, el problema de los habitantes de la Tierra descansa, --esperando que, más pronto que tarde, alguien los despierte-- en la división “globalizada” del planeta en dos grandes bloques, a saber: “países desarrollados y, por tanto, ricos” y “países en vías de desarrollo y, por consiguiente, pobres”,  y que acaban acarreando graves crisis alimentarias, aumento en la población de las países menos desarrollados y el efecto de cambio climático.

Los datos aportados por el autor establecen que, mientras en los países desarrollados el crecimiento de la población será prácticamente nulo; en los países pobres y/o en vías de desarrollo, el incremento (a pesar de haberse producido, gracias a los métodos anticonceptivos, un frenazo en el crecimiento de la población) será de hasta el 150% en algunos de ellos.

Otro dato a destacar son los 9.100 millones de habitantes que, en el año 2050, poblarán el mundo, frente a los 7.000 millones que se alcanzarán en 2012. Además el 98% de ésta población vivirá en los países pobres.

Señala drásticas advertencias, como la realizada por el investigador Thomas Malthus en su ensayo sobre el principio de la población: “los recursos naturales son insuficientes para abastecer a toda la población” o la practicada por Rosamund McDougall: “una población de más de 9.000 millones de personas tendría un impacto terrible sobre la Tierra, no sólo en la calidad de vida, sino también en la cantidad de emisión de gases de efecto invernadero que haría imposible vivir en el planeta en el 2050”, afirmaciones que, efectivamente, nos pueden llevar a pensar que somos demasiados.

Sin embargo, también anuncia opiniones autorizadas que permiten equilibrar las ideas en torno a cuál habrá de ser el camino a seguir. Así, el científico y escritor británico Fred Pearce, opina que el problema no está en cuántos somos, sino en la manera en que repartimos los recursos: “es evidente que el problema es el consumo excesivo de los países desarrollados y no la población de los más pobres”. Por ejemplo, el consumo de una sola persona en EE.UU, supone la emisión de 20 toneladas de dióxido de carbono cada año; el equivalente de dos europeos, cuatro chinos, diez hindúes o 20 africanos. Por tanto, el 80% de la población pagaría las consecuencias económicas y ambientales del consumo de un 20%.

Desde mi punto de vista hay que abundar sobre la idea del reparto de recursos, el reto está en que los recursos se repartan de manera más equitativa, sin perder de vista que para alimentar a la población prevista para el año 2050, se hace necesaria la producción de recursos con efectos sobre el medio ambiente y, este es el problema a resolver, atajando injusticias como que el 0,7% de la población mundial emita el 50% de las emisiones de dióxido de carbono.

No obstante, a sabiendas de la existencia de un 60% de tierra fértil en el planeta, conocer que algunas inversiones económicas podrían atajar problemas tecnológicos que favorecerían la agricultura en los países pobres, parece que todo el mundo mira hacia otro lado cuando se habla de las consecuencias ambientales. El reto está en que los recursos se repartan de manera más equitativa.

CONCLUSIONES:

Ante el aumento de la población hay que decir que no existe insuficiencia de recursos, sino reparto desequilibrado de los mismos, por tanto, la solución pasaría por repartir los existentes.

No es sostenible la desigualdad existente entre personas en cuanto a la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera: una persona en EEUU emite el 20% del dióxido de carbono a la atmósfera,  el 0,7% de la población produce el 50% de las emisiones. Es necesario equilibrar estos elementos (equilibrio de respeto) sin olvidar el control de la natalidad y no argumentar, de forma dirigida por los interesados,  que todo siga igual, que lo que faltan son recursos.
SALGADO DÍAZ, Martín


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