viernes, 28 de enero de 2011

REFLEXIÓN GENERAL SOBRE ENSAYOS.
Es necesario advertir que esta reflexión toma como base, como caldo de cultivo, como excipiente al “capitalismo”, al “sistema” capitalista. Esta decisión no es arbitraria, pues viene determinada por el propio “sistema capitalista” que no deja escapar de su control a ningún tema de los vistos durante este cuatrimestre en clase.
El sistema capitalista, conformado por una variedad de subsistemas, capaces de no dejar fuera de sí ninguno de los contenidos expuestos en el aula, es el generador exclusivo e incansable de todos estos asuntos.
Como soy coautor del ensayo “la economía sumergida” me parece que lo adecuado es disponer esta reflexión desde el prisma de este tema, señalando los vínculos y ramificaciones que convierten a todos ellos en una única “estructura”.
La relación principal de este tema con los demás es, a pesar de poder perteneces a subsistemas distintos, estar inmerso en el “mismo” y “único” sistema (el capitalista).
La economía sumergida forma parte de la tendencia generalizada a la precarización del trabajo y a la desregularización del mercado de trabajo. Se asiste a la eliminación de cualquier tipo de derecho laboral, los cuales, vienen a ser considerados como un obstáculo para el perfecto funcionamiento de la economía, por tanto, la economía sumergida no es una anormalidad.
El fenómeno en sí mismo es una expresión política más del proceso de reordenación de los sistemas productivos del capitalismo y desregulación de los mercados laborales. La economía sumergida es un modelo de consolidación del trabajo sin derechos, donde las personas quedan subordinadas a los intereses económicos.
En una época de globalización del mercado capitalista como la que vivimos, en la que impera sin discusión el dominio de la lógica económica, la economía sumergida “goza de buena salud”, porque es pieza fundamental en ese dominio social de la lógica de mercado. A través de la economía sumergida, se constituye todo un ámbito en el que las relaciones económicas pueden manifestarse en su forma más pura, sin verse constreñidas por normas legales, ordenamiento u obligaciones contractuales, reconquistando así su característico mecanismo “normal” de regulación –el mercado– a costa de sumergirse, de evadir obligaciones jurídicas vinculantes.
Esta realidad siempre ha existido, cierto es que a veces camuflándose, pero a su vez, contribuyendo de forma trascendental a sentar las bases de la nueva sociedad industrial y, con posterioridad, acompañando el desarrollo del capitalismo en la grandes empresas (véanse ensayos sobre multinacionales, economías emergentes, Rusia, tratados de comercio nafta, Mercosur, sistemas financieros, etc.), constituyendo un elemento más –de peso fundamental– para el actual proceso de reordenación de los procesos productivos a escala global.
En la mayoría de las ocasiones, se ha considerado a la economía sumergida como una anomalía, como algo marginal, llamada a desaparecer en las sociedades modernas, en la medida en que se desarrollaba la economía y, en cualquier caso, como algo propio de épocas pasadas, de países “subdesarrollados”, o vinculada a tradicionales formas de producción que ya no tienen cabida en la nueva sociedad industrial y globalizada (repásese ensayo sobre Rusia, economías emergentes, etc. en los que se aprecia el brote de la economía sumergida al tiempo que estas sociedades se acercan (someten) al sistema capitalista).
Pero la realidad demuestra que el sector de la economía sumergida es una pieza perfectamente integrada en el conjunto de la economía, convirtiéndose en un elemento estructural fundamental en la configuración de las actuales relaciones laborales que privilegian de forma permanente a las grandes empresas (multinacionales) y, por ende, a toda nueva economía emergente y sus sociedades.
La economía sumergida forma parte de la tendencia generalizada a la desregulación del mercado de trabajo, a la eliminación de cualquier tipo de derecho laboral, los cuales son considerados como un obstáculo para el perfecto funcionamiento de la economía. Por tanto, la economía sumergida no es una anormalidad, el fenómeno en sí mismo, es una expresión “política” más de los procesos de reordenación de los sistemas productivos del capitalismo (esta definición se convierte en el elemento conceptual vinculante entre todos los ensayos presentados en clase).
Por su parte, el modelo de economía sumergida contribuye a la descentralización de los procesos productivos, las reducciones de plantillas y la tremenda extensión de la subcontratación, cuyo fin último es la reducción de los costes. El conjunto de actividades de producción de bienes y prestación de servicios para el mercado que eluden normas, tanto fiscales como de cualquier otro tipo con contenido económico, entre las que se encuentran las laborales, medio ambiente, normas técnicas, seguridad, etc.…es la pauta que se sigue para definir a la economía sumergida. Sin embargo, no estaríamos hablando de prostitución, contrabando, tráfico de drogas u otros tipos de “delincuencia” (emergentes en las nuevas economías y sociedades capitalistas –Rusia, China, etc. –)  sino sólo a actividades económicas que son en sí mismas lícitas y legales, pero que se desarrollan incumpliendo la legislación laboral, fiscal, etc.
Por tanto, es importante resaltar que un componente fundamental de la economía sumergida es la voluntad de ocultar la actividad o las condiciones en las que se realiza precisamente para eludir costes fiscales, laborales, etc.… elemento éste implícito en el sistema capitalista.
Socialmente, las presiones que se producen en el mundo globalizado capitalista, dando lugar a la aparición de la economía sumergida suponen la irrupción de un trabajador precario al servicio del “conjunto de empresas”, que rota de empleo a empleo cuando a éstas les conviene, percibiendo por su labor el salario que tengan a bien pagar (expresión máxima del sistema capitalista en su afán por obtener mayores beneficios, visto desde cualquier prisma que podamos haber visto en clase: economías emergentes, sistemas financieros, tratados de libre comercio entre países, sociedades emergentes, etc..)
Aunque debería decir, como consecuencia de estar inmersos en un “sistema capitalista incontrolable” (aunque algunos crean controlarlo), por seguir realizando esta reflexión desde mi perspectiva, desde el punto de vita de la economía sumergida, hay que decir que la extensión de ésta genera un proceso cuyo resultado no sólo va a centrarse en el ámbito producto sino también en el social, institucional y político (creo que cualquier que este leyendo esta reflexión podrá ver reflejado, sin necesidad de más explicaciones, en cada uno de estos ámbito, sus ensayos y, por tanto, podrá apreciar la relación o el vinculo del que vengo hablando desde el principio del mismo). Ante el objetivo de disminución de coste, evasión de normas establecidas, incumplimiento de reglas existentes, etc., se persigue disminuir o evadir todo tipo de costes posibles, tanto de producción como de reproducción del sistema, con el consentimiento del Estado por su voluntad política de desmantelar o permitir el incumplimiento de las normas.
También la economía sumergida viene a colaborar con la deslegitimación del llamado “Estado del Bienestar” y con la supuesta crisis fiscal del Estado, trasladando al individuo, a la pequeña empresa, al trabajador autónomo, al cooperativista, a la familia, a la mujer, al parado, al joven, al anciano, en definitiva, a los sujetos con menor poder de negociación, los costes sociales de reproducción que hasta ese momento eran asumidos por la colectividad.
Por último, básicamente se observa que la economía sumergida en sentido estricto no está exenta de normas y de nuevas formas de relaciones con el Estado, incluso cabría hablar de la aparición de nuevas instituciones legitimadoras de la economía sumergida en el marco de un nuevo Estado. Ello se observa, al considerar las pautas de funcionamiento de las instituciones ante el “clientelismo político”. La concreción, la especificidad, la excepción, el caso, etc., hace multiplicar el particularismo de la actuación política que, en muchas ocasiones, va a favorecer aun más el proceso de segmentación social en perjuicio de los más desprotegidos, ya que son los que menos tienen que ofrecer a esas nuevas instituciones.
Como conclusión, añadir que la economía sumergida es un fenómeno universal, existente en todo el mundo globalizado capitalista y fuera de éste, que en los países económicamente desarrollados, pese a su menor volumen, también es un fenómeno muy extendido e importante en el funcionamiento económico y que ha ido asumiendo un papel estructural en las relaciones económicas, no tendiendo a su desaparición, sino más bien a todo lo contrario
Por mi parte, no he querido particularizar donde están los vínculos o las diferencias de mi ensayo respecto de los demás, excepto en los casos evidentes, no porque no existan, sino porque creo que la simple lectura de esta reflexión hará que cada uno de vosotros identifique su ensayo en el contexto de la economía sumergida.

SALGADO DIAZ, Martín

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